El ocio y la recreación, en el
adulto mayor, han de entenderse y apreciarse como algo más allá de lo
simplemente personal, en cuanto al empleo del tiempo libre ha de verse más bien
como una acción que proyectada desde lo social puede crear las condiciones que
faciliten la elevación de la calidad de vida de estas personas, y contribuya al
desarrollo de estilos de vida más saludables y autónomos a esta edad.
Un enfoque simplista del ocio y
de la recreación en la tercera edad, nos llevaría a considerarlas como una mera
opción individual del tiempo libre, y dejaríamos de apreciar su carácter
desarrollador, por los niveles de participación y de actualización que pueden
generar; sobre todo si se les considera como recurso potenciador, herramientas
de acción social que permiten elevar el bienestar y la calidad de vida de las
personas de la tercera edad. Los sujetos que envejecen adecuadamente utilizan y
disfrutan de todas las posibilidades que existen en su entorno social y en sus
propias personas, y están preparados para aceptar, sin claudicar, las propias
limitaciones, la disminución de sus fuerzas y la necesidad de recibir algún
tipo de ayuda; pero no renuncian a mantener, dentro de rangos razonables y
posibles, determinados niveles de independencia y autodeterminación.
os tipos de recreación
artística, cultural, deportiva y pedagógica tienen por finalidad principal el
mantenimiento, desarrollo y recuperación de habilidades diversas; servir de
estímulo de la creatividad y posibilitar experiencias que contribuyan al
bienestar y autoestima de los participantes. Por otra parte, estas actividades
propician el establecimiento de relaciones interpersonales y la integración
social de los sujetos, con independencia de sus favorables efectos sobre la
salud y el bienestar psicológico.
La recreación ambiental, además
de propiciar el disfrute de las relaciones con el medio ambiente, propicia la
identificación con este, y fomenta el desarrollo de una cultura sostenible y la
motivación por su preservación.
En el caso de la recreación
comunitaria, esta se orienta a la creación o fortalecimiento de redes de apoyo
social, especialmente para las personas que viven solas, o tienen escasos
recursos.
La recreación terapéutica,
puede estar orientada a personas con problemas funcionales, físicos o
psicológicos y puede ser ella misma vehículo o instrumento de rehabilitación o
complemento de programas diseñados a estos fines.
En fin, de lo que se trata es
de emplear las actividades de ocio y de recreación para el fomento de estilos
de vida en el adulto mayor, que propicien su salud y bienestar y lo impliquen
en acciones que le sirvan como instrumento para el crecimiento la
autodeterminación personal y su adecuada inserción en la vida comunitaria y
social.
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