El Mal de Parkinson (MP) es un
desorden neurológico que ocurre cuando la mayoría del las neuronas (80%) de una
estructura del cerebro medio productora de dopamina (que controla el movimiento
de los músculos), mueren o se dañan. A diferencia de otras enfermedades, el MP
afecta a hombres y mujeres por igual, sin importar el origen étnico ni la
condición social. Cerca del 1% de los adultos mayores sufre de este mal,
registrándose aproximadamente 60.000 nuevos casos cada año.
Síntomas
El síntoma más común del MP es
el temblor persistente del cuerpo, aunque la lentitud, la rigidez y problemas
de equilibrio son también indicadores, al igual que los calambres en las manos,
el arrastrar los pies, la rigidez facial, la dificultad para hablar y la depresión.
Comúnmente, los primeros síntomas son suaves, afectando a una mitad del cuerpo
primero. Pero, al igual que el Alzheimer, la condición del paciente va
empeorando con el tiempo. A medida que la enfermedad avanza, los temblores se
van extendiendo a ambos lados del cuerpo, dificultando la realización de las
actividades rutinarias.
Diagnóstico
Es difícil hacer un diagnóstico
certero del MP, debido a que los síntomas varían significativamente entre
pacientes y a que ni los rayos-x ni los exámenes de sangre revelan esa
condición. Según estudios, entre el 5 y 10 % de los afectados tiene
antecedentes familiares de esta enfermedad. Otro 35 % presenta lo denominado
Parkinsonismo, que es el desarrollo de los síntomas del MP –como
temblores- sin padecer el mal. Una visita oportuna al neurólogo apenas se noten
los primeros síntomas es de vital importancia para determinar un tratamiento
efectivo. En ésta, el médico debería realizar un examen neurológico apropiado y
revisar la historia médica completa del paciente.
Tratamiento
Aunque el MP es una enfermedad
progresiva e irreversible, existen varios medicamentos que se usan para tratar
sus síntomas y que han resultado ser bastante efectivos en la mayoría de los casos.
Lo primero que suele usarse es la levodopa, que se convierte en
dopamina en el cerebro, reemplazando así la falta de este neurotransmisor. Se
suele aplicar junto a la carbidopa, que ayuda a la absorción de la
levodopa y disminuye algunos efectos secundarios. Los
agonistas dopaminérgicos imitan la función de la dopamina induciendo
a las neuronas afectadas a comportarse normalmente. El mal de parkinson afecta
a todas las facetas de la vida del paciente, pero se puede controlar con una
terapia adecuada.
Debido a que los pacientes con
el MP tienden a sufrir una tremenda ansiedad consientes que la enfermedad es
irreversible, es común que se encierren en ellos mismos, haciendo más difícil
la tarea de los familiares de apoyarlos y darles consuelo. Sin embargo, es
importante no rendirse en esta labor y hacer que el paciente tenga contacto con
otras personas con el mismo mal.
FUENTE: http://www.aplaceformom.com/senior-care-resources/articles/parkinsons-disease-in-the-elderly
Es el caso de padecer una enfermedad degenerativa lo que debemos de hacer es cambiar nuestro estilo de vida para poder tratarla, por las mañanas en el desayuno, como por las noches en la cena, el enfermo tiene que comer frutos secos ya sea con ensaladas así como realizar tareas que le gusten y en las que se lo pase bien. Lo importante es movilizarse.
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