Para muchas personas mayores, la
familia representa confort y pertenencia, y el hogar es normalmente considerado
un ámbito seguro. A pesar de esto se ha reconocido un problema llamado abuso y
negligencia hacia las personas mayores.”
El término “abuso y negligencia hacia
las personas mayores” o “maltrato a las personas mayores” generalmente implica
que un familiar está haciendo algo dañino, ya sea físico, emocional o económico,
a un pariente de mayor edad. Estas acciones nocivas pueden ocurrir sólo una
vez, periódicamente o frecuentemente. El daño puede ser a propósito o
accidental y puede resultar en sufrimiento o dolor leve, moderado o severo.
Usualmente suceden en el propio hogar de la persona mayor. Cualquier persona de
60 ó más años de edad podría ser víctima de abuso. Las víctimas son hombres y
mujeres de todas las razas étnicas y condiciones económicas (ricos, de clase
media y pobres). Éstas pueden estar sanas o enfermas, con o sin problemas de la
memoria. Cualquier familiar puede cometer abuso o negligencia pero las personas
con mayores probabilidades de actuar de este modo son los hijos adultos. Es
probable que ellos vivan con los padres a quienes abusan, siendo dependientes
económica y emocionalmente, generando una relación tensa, difícil y a veces
peligrosa. Otros familiares abusos pueden ser los cónyuges, nietos adultos u
otros parientes como sobrinos, primos, hijastros, nietos políticos, o hermanos.
El abuso físico es un comportamiento
que resulta (o probablemente provoca) lesiones en el cuerpo como por ejemplo:
moretones, cortes o fracturas de huesos. Por ejemplo: golpear, empujar o
restringir a la fuerza. Esta conducta también causa temor en la persona
lastimada.
El abuso psicológico es cualquier
comportamiento verbal o no verbal que causa temor, angustia o dolor emocional.
Por ejemplo: poner apodos, hacer el “tratamiento del silencio”, insultos, amenazas,
aislamiento del individuo o tratarlo como un niño y conducta controladora.
El abuso económico o explotación es
cualquier comportamiento que causa daño a través de la utilización ilegal o
inadecuada de fondos, propiedad o bienes.
El abuso sexual es cualquier
comportamiento que hiere sexualmente o que implica contenido sexual sin
consentimiento
La negligencia es la situación en la
cual una persona a cargo de cuidar a otra no logra satisfacer las necesidades
de cuidado básicas lo cual puede causar heridas por estar acostado mucho tiempo
en la misma posición, deshidratación, pobre higiene, o estado nutricional inadecuado.
Las personas que experimentan abuso
por lo general sienten culpa, ansiedad, confusión, vergüenza o temor son
reacciones muy comunes ante abuso o negligencia. También puede deprimirse
debido a que se siente o se ve a sí mismo con desesperanza, pudiendo empezar a evitar
a los demás.
Cuando uno se encuentra en una
situación familiar complicada, puede ser difícil reconocer los signos de abuso
o negligencia. En general, si se siente que tiene un secreto que es “demasiado
grande” como para contarlo, se siente cauteloso o temeroso cuando alguien le
pregunta sobre su bienestar, o siente que usted está ocultando algo, se debe preguntar
por qué desea desesperadamente ocultar algo de su vida a los demás.
El
maltrato de personas mayores no dejará de ocurrir por sí solo. Es necesario que
alguien lo enfrente y brinde ayuda. Muchas personas mayores se sienten
demasiado avergonzadas como para delatar el abuso. O tiene miedo que si delatan
el abuso, la persona que las cuida se enterará y el abuso empeorará. Si piensa
que alguien que usted conoce está siendo abusado, ya sea física, emocional o
financieramente, hable con esa persona cuando ustedes dos estén solos. Usted
podría decirle que piensa que algo no anda bien y está preocupado. Ofrezca
llevar a la persona a algún lugar donde puede obtener ayuda; por ejemplo, a una
agencia local de servicios de protección para adultos.
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